viernes, 12 de agosto de 2011

El "nuevo normal"

Publicado en Plaza de Armas el  4 de Julio 2011

La semana pasada platicamos de cómo la situación económica mundial parece habernos colocado en condiciones inéditas debido al balance de algunas fuerzas y variables, lo que por algunas personas comenzó a ser denominado desde el año pasado como el “nuevo normal”.

Hoy evaluaremos cuatro variables que conforman ese nuevo normal, la mayoría con perspectivas de convertirse ya en realidades estructurales y que han comenzado a definir nuevas relaciones y dinámicas en la actividad de las empresas.

Comencemos por el muy evidente y preocupante tema del empleo. Desde Diciembre del año pasado, la OCDE identificaba que los niveles de desempleo entre sus países miembros eran los más altos de los últimos 40 años, con un ritmo de recuperación también más lento que en cualquiera de las crisis económicas de ese periodo, lo que dejaba ver que dichos niveles permanecerían altos durante todo el 2011. Pero más allá que esa perspectiva desalentadora de corto plazo, por la magnitud de los empleos perdidos y por el ritmo lento de recuperación, la OCDE lanzaba la alerta de que los niveles de desempleo podrían convertirse en algo estructural; es decir, cabe la posibilidad de que ya no regresen a los niveles previos a la crisis.

Esto genera riesgos económicos y sociales que hasta ahora han tenido diversas salidas como son las expresiones organizadas de descontento (algunas han derivado en importantes movimientos sociales como los de Medio Oriente), los movimientos migratorios mundiales, el aumento de las economías “sombra” o informales (aunque es difícil tener cifras al respecto) y, por último, el surgimiento de nuevas dinámicas laborales y de contratación que deja en posiciones muy vulnerables a la gente que busca empleo. Una de esas dinámicas es la llamada microsourcing, o búsqueda de recursos humanos a nivel micro, en la que personas o empresas con alguna necesidad de tareas puntuales las publican en páginas específicas de Internet en espera de que alguien con el conocimiento, experiencia y capacidades para desarrollarla lance su propuesta de servicio (en cuánto tiempo y a qué costo); evidentemente, al ser en Internet, la cotización se convierte en un mercado libre mundial donde las propuestas de gente de economías desarrolladas quedan económicamente muy fuera comparadas con las propuestas de gente de economías emergentes o en desarrollo. Esto podría significar una oportunidad para la generación de empleos en estas últimas economías, pero en general me parece que crea condiciones poco sustentables con diversos riesgos para todos los participantes. El empleo seguramente tendrá que evolucionar en el mediano y largo plazo con cambios estructurales importantes que consideren la posibilidad de nuevos esquemas de contratación o de establecimiento de relaciones laborales, así como ajustes en la mezcla de profesionistas para solventar los diversos déficits de profesiones futuras. Por lo pronto, sigue siendo un foco amarillo que pueda frenar los ritmos de crecimiento económico.

El segundo aspecto a analizar es el de la inflación provocada por el incremento en precios de diversas materias primas. Tenemos los aumentos en granos, en energéticos, en metales preciosos, en metales usados para el desarrollo de infraestructura y en metales “raros” usados en la industria electrónica principalmente. Cada uno de estos aumentos tiene causas e implicaciones diferentes, así como perspectivas mixtas sobre la permanencia de los aumentos o el comienzo de una reducción en precios. Por lo pronto, esta situación ha generado oportunidades de negocio y de inversión (no es casualidad que la noticia que salió la semana pasada sobre una mujer australiana que podría superar a Carlos Slim como la persona más rica del mundo sea por sus negocios en la minería). Los puntos negativos  son los riesgos de inflación y las acciones asociadas a su control, como son el aumento de tasas de interés en distintos países que genera créditos más caros e impactos negativos en el ritmo de crecimiento económico.

El tercer aspecto es la capacidad más reducida de acción que tienen diversos gobiernos derivados de sus altos niveles de endeudamiento y las acciones que han definido o definirán para reducir sus déficits fiscales. Este fenómeno no ocurre sólo a nivel país, sino también a nivel provincias. Por ejemplo, un informe del Senado en Marzo estableció que más de 2,000 municipios de los 2,440 en el país tienen problemas en sus finanzas, y en Estados Unidos, Minnesota tuvo un paro de actividades la semana pasada por no llegar a acuerdos sobre el presupuesto del estado. Esto tiene diversas implicaciones, como el hecho de que las entidades públicas jueguen un papel menos importante como compradores, contratantes o reactivadores de la economía a través de obra de infraestructura, lo que provocará que la iniciativa privada podrá apoyarse menos en este sector (habrá menos oportunidades y más dificultad para cobrar) y tendrá más presión para generar los empleos que el gobierno deje de generar, lo que nos lleva de nueva cuenta al primer punto.

El cuarto aspecto es el rol que las economías emergentes y en desarrollo tienen en la economía mundial. Como vimos la semana pasada, el ritmo de crecimiento mundial está empujado fuertemente por estas economías y se han convertido en las principales receptoras de inversión extranjera directa. Además, estudios de muy largo plazo hechos por Citibank y HSBC establecen que hacia el 2050 cerca de la mitad de las 10 principales economías en el mundo serán de economías emergentes, entre ellas incluido México.  Esto significa la presencia de diversas oportunidades en las próximas décadas.

Estas son las nuevas condiciones en las que tendremos que aprender a desarrollar negocios. Hay oportunidades, pero también amenazas. El objetivo es estar atento a estos cambios y no asumir que la forma en que se hacen negocios hoy será la misma a futuro; será necesario prepararse en términos de estrategias, modelos de operación y capacidades para enfrentar esta nueva normalidad.

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