sábado, 20 de agosto de 2011

La inestabilidad financiera mundial

Publicado en Plaza de Armas el 8 de Agosto de 2011
La frase con la que titulo esta columna apareció en diversos medios el pasado viernes y sábado como resultado de todos los eventos recientes y que cerraron con “broche de oro” el viernes con el descenso de la calificación de la deuda de largo plazo de Estados Unidos de parte de Standard & Poor’s.
Vayamos por partes, y dividamos el “tumulto” que está ocurriendo en 4 vertientes y 2 frentes: las vertientes son la financiera, la psicológica, la política y la económica, y los frentes son Europa y Estados Unidos.
Comencemos con los aspectos psicológicos y financieros. Los primeros en cuanto a nerviosismo y percepción de riesgo, los segundos en cuanto a costos de financiamientos y primas de riesgo. En Europa, a la crisis de deuda de 4 países (España, Portugal, Irlanda y Grecia) se agregó Italia, como habíamos visualizado que podía ocurrir en esta columna a finales de Mayo. Con estos 5 frentes abiertos, las autoridades europeas se han preocupado por tomar acciones y mandar señales que tranquilicen a los mercados sobre la capacidad de cumplimiento de estos países, pero no han tenido éxito. Las calificadoras han degradado la calidad de esas deudas y mantienen perspectivas negativas, lo que ha provocado el incremento de sus tasas de riesgo. Derivado de esto, los financiamientos se encarecen, lo que es un factor negativo para la débil recuperación económica y los inversionistas comienzan a buscar otros destinos más seguros para su dinero o a exigir más rendimiento para las deudas de estos países. Por lo pronto, las autoridades europeas han mandado señales de que compraran masivamente deuda italiana y española, con lo que esperan incidir en la reducción de la prima de riesgo y dar señales de tranquilidad a los inversionistas.
Ahora, veamos el frente norteamericano. La larga y desgastante negociación para aumentar el techo de su deuda dio una solución de corto plazo, pero que dejó dudas sobre las implicaciones en el mediano y largo; por lo tanto, aunque los mercados arrancaron en Asia el Lunes con alzas importantes, conforme fue avanzando la jornada y abrieron otros mercados las bolsas mostraron nerviosismo y tuvieron fuertes caídas en todo el mundo el Jueves. Por los niveles alcanzados y por la magnitud de las caídas, muchos comenzaron a ver analogías con la crisis del 2008, lo que siguió aumentando el nerviosismo. El oro siguió subiendo en la semana al ser uno de los destinos “seguros” para los capitales, mientras que otros buscaron los destinos de las economías emergentes o los bonos de gobiernos sólidos como Alemania o la deuda de corto plazo de Estados Unidos.
Ante este panorama, el viernes se anunciaron cifras positivas de empleo en Estados Unidos. En efecto, se aceleró la creación de empleo y disminuyó la tasa de desempleo, lo que inyectó confianza inicial. Sin embargo ésta bajó cuando los análisis mostraron que los empleos creados apenas son suficientes para cubrir el incremento de población y el desempleo disminuyó porque aumentó el número de personas que ya no buscan empleo por no tener posibilidades de encontrar y, por lo tanto, ya no son técnicamente desempleados. Al final del día, Standard & Poor’s baja la calificación de la deuda de largo plazo de Estados Unidos de AAA a AA+, lo que nos coloca en un terreno inédito con muchas posibilidades, todas preocupantes. Pueden aumentar las tasas del financiamiento de Estados Unidos y junto con ésta las de otros organismos norteamericanos (como las hipotecarias o algunos Estados), un factor nuevamente preocupante en una dinámica de lenta recuperación económica. Pero por otra parte, ¿qué alternativas seguras buscarán los inversionistas? Algunos analistas evalúan que los mercados seguirán pensando en la deuda de Estados Unidos como uno de los destinos seguros, por lo que se prevé que no pudiera haber aumento de tasas. Además, al no haber perspectivas de degradación por parte de las otras 2 compañías calificadoras, se reduce la posibilidad de aumentos en las tasas o la duración de las mismas.
Esta mezcla de factores mantendrá la volatilidad extrema en los mercados durante las siguientes semanas; una muestra fue la bolsa de Israel, la única que abre los domingos, que suspendió ayer operaciones al registrar un descenso del 6%. Es cierto que hay circunstancias que validan los temores actuales, pero éstas tienen un horizonte de impacto hacia el 2012 y 2013 (lo cual tampoco es un consuelo), por lo que es muy posible que estos altibajos sean mas bien resultados coyunturales. Como inversionista será mejor esperar unas semanas a que pasen estos momentos complicados antes de tomar decisiones.
Ahora, veamos los aspectos políticos. Las compañías calificadoras (Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch) fueron fuertemente criticadas por su rol en la crisis del 2008, por lo que parecen ahora dispuestas a tomar decisiones no populares y más oportunas. Esto no implica que su visión sea infalible; sin embargo, por su posición, su voz puede convertirse en una profecía autocumplida, por lo que no deben desestimarse sus opiniones. Además, por sus decisiones respecto a las deudas europeas han sido merecedoras a descalificaciones por las autoridades de ese continente y el ajuste en la calificación de deuda norteamericana podría convertirse en un gran pasivo para las aspiraciones reeleccionistas de Obama y en un símbolo del inicio del fin de la posición norteamericana como el líder económico mundial. Este aspecto sin duda tiene impactos de mediano y largo plazo, pero desde ahora estará afectando en diversos entornos políticos, como el posible adelanto de elecciones en España e Italia, o el desarrollo de las campañas en Estados Unidos y México. El único aspecto que podría traer más estabilidad a estas condiciones es el económico, pero ahí tampoco son muy halagadoras las perspectivas. Sobre esto escribiré la próxima semana.

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