El título de esta columna se refiere a una expresión en
inglés (wait-and-see) que parece definir la posición que algunos directivos
empresariales en Estados Unidos están tomando ante las perspectivas económicas
de fin de año. Y es que aunque el último trimestre estuvo lleno de volatilidad
y nerviosismo, hay algunas señales positivas dentro del mar de noticias
negativas que hacen que los directivos no acaben de tener un escenario muy
claro para planear el siguiente año.
De acuerdo al indicador MSCI, que muestra un panorama de la
actividad bursátil en 70 países tanto de economías desarrolladas como emergentes
y en transición, las bolsas de estos países han tenido una caída de 9.4% en lo
que va del año si se mide en dólares, lo que muestra la actitud de
inversionistas que han buscado destinos más “seguros” para sus capitales. Pero más
allá de conocer esta cifra que muestra el acumulado de 9 meses y medio, lo
interesante es evaluar el comportamiento que ha tenido en el año. Podemos
dividirlo en cuatro periodos que muestran muy bien lo que hemos vivido desde
que arrancó el 2011: comenzamos con el periodo de optimismo de Enero a Abril,
donde se veían bajas probabilidades de una doble recesión y preocupaban mas
bien los riesgos potenciales de inflación por la recuperación económica así
como por el aumento de algunas materias primas y alimentos y, aunque las deudas
de varios países seguían siendo un riesgo latente, el horizonte de problemas
potenciales se ubicaba entre el 2012 y el 2013. Y por supuesto, no olvidemos el
terremoto y tsunami de Japón que puso alertas sobre su impacto en el frágil
estado de recuperación económica mundial.
El segundo periodo
fue de Mayo a Julio, donde a pesar de las buenas noticias de diversos
corporativos que tenían crecimientos superiores a las expectativas, la economía
de las principales economías mostró que seguía en crecimiento pero a menores
tasas que las del año pasado; además, las tasas de desempleo mostraban una
inquietante permanencia y se acentuaron las inquietudes sobre la capacidad de
pago de algunas deudas europeas; hubo nuevos apoyos económicos a dichos países,
pero no lograron crear un clima de completa confianza. Esto provocó que en
estos 3 meses, las bolsas del mundo bajaran 6%, con lo que llegaron a un nivel
muy similar al que arrancó el año.
El tercer periodo fue Agosto y Septiembre, con todo el mar
de noticias negativas que recibimos entre rebajas de calificación a las deudas
de los países que tenían problemas, más la inquietud sobre la situación de
otros países como la deuda de largo plazo de Estados Unidos y la deuda de
Francia, Italia y Japón. Además, los crecimientos económicos de varias
economías del segundo trimestre, reportados en este periodo, mostraban un
crecimiento casi nulo en Alemania, Francia y el Reino Unido, con una caída de
la economía japonesa. Esto provocó la caída en las bolsas de casi 17% en sólo 2
meses, y el incremento de las probabilidades de una doble recesión próxima en
la economía de Estados Unidos, que pasó de un orden del 15% a uno del 35% y
hasta el 50% en muy pocas semanas (a pesar de que la economía de ese país
creció más en el segundo trimestre que lo que creció en el primero).
A lo largo de estos 3 periodos, la presión social por la
falta de empleo se ha venido manifestando de diversas formas, desde Túnez y
todas las revoluciones de África del Norte, hasta las recientes marchas de este
fin de semana en cerca de 950 ciudades en 82 países, tanto de economías
desarrolladas como economías emergentes.
Y es así como llegamos al brevísimo cuarto periodo, de 2
semanas de Octubre, donde las reacciones de las autoridades europeas y
norteamericanas parecen estar calmando al público inversionista y esto se
refleja con aumentos en las bolsas del mundo de 7%. Hay noticias positivas como
el hecho que la bolsa de Nueva York llegara a los niveles en los que comenzó el
año, la actividad manufacturera en Estados Unidos, Reino Unido y China creció
en Septiembre, se sigue generando empleo en E.U. aunque apenas suficiente para
el crecimiento poblacional, y las ventas al por menor crecieron también en ese
país con perspectivas de que las ventas de fin de año sean mejores que las del
año pasado. Pero así como están estas noticias, vemos que la actividad
manufacturera en otros motores económicos se está desacelerando o inclusive
contrayendo, como en Alemania, Francia y Brasil; la Directora del Fondo
Monetario Internacional alertó sobre el contagio de la evolución negativa de
las economías desarrolladas en las economías en desarrollo; por último, un
estudio entre los Directores de las principales empresas en Estados Unidos
ajustaron sus expectativas de inversión y generación de empleo (la mayoría las
mantendrá igual por los próximos 6 meses, de ahí el “esperar y ver”)
Este es el complejo entorno internacional ante al que hay
que planear el próximo año. Para México tenemos además los ingredientes de ser
un año electoral y la presión social y de negocios que genera el tema de
inseguridad. El escenario de la doble recesión en los próximos meses sigue sin
ser el más probable para prácticamente ningún analista, pero el aumento de
probabilidades hace que este sea uno de los escenarios a considerar. Lo que sí
parece tener certidumbre para todo el 2012 es que ante la lenta recuperación
que ha tenido el empleo, seguiremos con la presencia de un mercado interno aún
deprimido.
Esto obliga a las empresas a ser más analíticas sobre sus
mercados. Dentro de todos estos grandes números y promedios siempre hay nichos
con mejores dinámicas de crecimiento, ya sea desde el enfoque de geografías
nacionales e internacionales, o desde el enfoque de grupos económicos y
sociales específicos. La tarea será ubicarlos para atenderlos con las
estrategias correctas, ya que “tirarle a todo” sólo llevará, en el mejor de los
casos, a estos ritmos generales de lento crecimiento.
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