miércoles, 8 de junio de 2011

¿Podría dejar de cumplir el pagador más confiable del mundo?

Publicado en Plaza de Armas el 30 de Mayo de 2011.

La semana pasada escribí en esta columna sobre la deuda de las 4 naciones de la Unión Europea que más inquietudes han generado en los mercados internacionales: Portugal, España, Irlanda y Grecia. Sin embargo, los altos niveles de deudas nacionales no están limitados a esos 4 países. Alemania, Italia, Francia e Inglaterra tienen también altos niveles de deuda, inclusive mayor que la de España, pero se mantienen como economías fuertes que no han mandado señales de alerta sobre su capacidad de pago.

Es cierto que su futuro puede verse afectado por el desempeño y logros de las primeras 4 economías mencionadas, ya que un incumplimiento de éstas los dejaría expuestos por las posiciones que tienen sus bancos como acreedores, principalmente Alemania; pero hasta ahora, el escenario más probable es que las economías con más problemas vayan cumpliendo con sus compromisos de pago, recorte de gastos y venta de activos. El principal riesgo de incumplimiento se ve en Grecia, pero aún así, se percibe el horizonte del 2013 al 2015 como el tiempo que llevará todo esta reestructuración de deudas nacionales. Los escenarios más negativos tienen por lo pronto menor probabilidad de ocurrencia.

Ahora, de este lado del océano, el tema reciente en los medios ha sido el de la deuda de Estados Unidos. En economía hay un concepto conocido como la tasa libre de riesgo, que se refiere a la existencia de una opción teórica de inversión que no representa ningún riesgo en su cumplimiento y que, al terminar el periodo de dicha inversión, se dispondrá del efectivo sin mayor problema. Para efectos prácticos, la tasa que se toma para este concepto es la de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, ya que se considera que si hay alguien que siempre cumplirá con sus compromisos financieros es Estados Unidos. Pues en estas semanas recientes, esa capacidad de pago es un tema que está en discusión en el Congreso de Estados Unidos por el hecho de que el límite de capacidad de endeudamiento del gobierno norteamericano se alcanzará próximamente. ¿Qué implica esto? La incapacidad de generar deuda en otros plazos que permita al gobierno de Estados Unidos cumplir con sus compromisos en el corto plazo. ¿Qué consecuencias tendría esto? Si hablamos que el marco de referencia de seguridad financiera en el mundo dice que no puede pagar, habría problemas fuerte de liquidez en el sistema financiero mundial y, puesto que hablamos del mayor motor económico del mundo, podríamos hablar de una nueva recesión económica mundial, inclusive más fuerte que la de hace 3 años.

Sin duda, hablamos de un escenario catastrófico. Ante esto, el único camino viable es una negociación en el Congreso que lleve a la autorización de ampliación del techo de deuda; no hay otra opción. Si esto no se autoriza a más tardar a inicios de Agosto, Estados Unidos podría entrar en sus primeros incumplimientos de pago. Así que nos enfrentamos a un periodo de dos meses de negociaciones entre Demócratas y Republicanos, que llevará su componente económico, pero obviamente también el político.

El Partido Republicano estará condicionando su autorización de ampliación del límite de deuda a una serie de compromisos del actual gobierno para reducir gastos; se habla de un paquete de reducción de gastos por $6 billones de dólares en los próximos 10 años y la privatización del sistema de seguridad de salud pública (Medicare).

Podríamos pensar que tanto en el caso de Europa como en el de Estados Unidos, estas reestructuraciones serían una forma de “patear el balón” para más adelante; es decir, resuelvo un problema actual de deuda generando más deuda a otros plazos. Sin embargo, estas reestructuraciones también han creado nueva conciencia y compromisos para tener políticas fiscales más responsables y balanceadas.

Por supuesto que sigue latente la posibilidad de que el incumplimiento de algún país pueda traer efectos “contagio” y consecuencias en cadena en el sistema financiero mundial; aunque éste se sigue viendo como el escenario menos probable por el momento, éste dependerá del compromiso, responsabilidad y capacidad de acción de los distintos países. Por otra parte, las nuevas disposiciones sobre la reducción del gasto público podrían traer efectos negativos en el ritmo de crecimiento de la economía mundial para el mediano plazo, aunque  para el corto plazo las perspectivas de crecimiento se siguen viendo positivas en general, más empujadas por las economías emergentes que por las de los países desarrollados. Por último, los efectos de los niveles de deuda alcanzados y sus reestructuraciones son una reducción en el margen de maniobra de los gobiernos para estimular ritmos lentos de crecimiento económico, por lo que si hubiera nuevas desaceleraciones, podríamos esperar ritmos mucho más lentos de recuperación.

En resumen, vemos que aunque se han estado tomando acciones en el corto plazo, no podemos hablar aún de escenarios libres de riesgos en el mediano plazo. Será necesario seguir las novedades en estos frentes y en otros que pudieran comenzar a tener problemas sobre sus capacidades de pago (posiblemente Italia en Europa y Japón en Asia, cuya deuda ha sido reducida en calificación la semana pasada), y tener claro que no habrá soluciones inmediatas, sino que estos temas serán todavía focos amarillos durante los próximos 2 a 4 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario