lunes, 12 de marzo de 2012

¿Distribución de la riqueza? O de la pobreza


Publicado en Plaza de Armas el 12 de Diciembre de 2011

La teoría dice que a mayor generación de riqueza, debería haber una mayor distribución de dicha riqueza en la población, mejorando los niveles de vida de comunidades en su conjunto. Y las cifras globales parecerían confirmar esta teoría: el PIB del mundo ha crecido 138% en los últimos 30 años, mientras que el número total de gente viviendo con menos de 1.25 dólares al día bajó en el mundo en desarrollo de casi 1,900 millones de personas en 1980 a cerca de 1,400 millones de personas en 2005 acorde a cifras del Banco Mundial.

Sin embargo, vale la pena revisar más a detalle esta realidad bajo dos perspectivas: la primera es el análisis de dónde se dio la reducción de la pobreza bajo ese parámetro de medición (en muchos países, incluido México, la pobreza se está evaluando como un tema que no sólo depende del nivel de ingresos, sino también de la carencia en algunos satisfactores sociales como son el acceso a educación, salud, seguridad social, vivienda y alimentación; para esta parte del análisis, tomaremos sólo el dato de ingresos al día), la segunda es la evaluación de otra variable ligada de cierta forma a la pobreza, pero que da otra óptica, la equidad de la distribución de la riqueza.

Dentro del primer análisis,  un país que sesga fuertemente los resultados globales es China; mientras que en 1980 aportaban más de 800 millones de personas viviendo con menos de 1.25 dólares diarios, en 2005 ese número bajó significativamente a 200 millones de personas; así que si vemos al resto del mundo en desarrollo, el número de pobres aumentó en más de 100 millones de personas en el mismo periodo. Es cierto, la proporción disminuyó, pero la gran pregunta sería, ¿disminuyó en la proporción que podría haber disminuido considerando que el PIB de dichas economías creció considerablemente más que la población en ese mismo lapso?

Esto nos lleva al segundo parámetro de análisis: la forma en que la riqueza se concentra o se distribuye. Para medirlo se usa un coeficiente llamado Gini que tiene dos límites teóricos: 0 cuando todas las personas en un país o región tienen el mismo ingreso, y 1 cuando se da el extremo máximo de concentración (que una persona tuviera toda la riqueza del país o la región); por lo tanto, cuando el coeficiente Gini disminuye señala que hay una distribución más equitativa de la riqueza, y cuando aumenta señala que hay una mayor concentración de la misma en pocas personas. Un estudio publicado la semana pasada por la OCDE muestra que entre una muestra importante de sus países miembros, en promedio ha aumentado dicho coeficiente; es decir, ha aumentado la concentración en la distribución de la riqueza. De 22 países evaluados, sólo en Grecia y Turquía disminuyó dicho coeficiente, en Francia Hungría y Bélgica se mantuvo prácticamente igual, y en otros 17 países aumentó. Así que estas cifras nos permiten sacar de entrada 2 conclusiones: la distribución más amplia de la riqueza no es un tema que sólo concierne a los países en desarrollo, sino también a los desarrollados (como hemos podido ver con tantas manifestaciones sociales alrededor del mundo), y la segunda es que pareciera que algo en el sistema no está funcionando bien a nivel mundial cuando vemos que la riqueza está tendiendo a concentrarse más y más.

Ahora, llevemos el análisis al caso particular de México, donde resaltaremos dos características derivadas del estudio de la OCDE. Hay noticias buenas y malas. La buena es que el coeficiente de Gini ha disminuido desde el pico que se alcanzó a mediados de los 90, lo que nos dice que llevamos cerca de 15 años en esta tendencia de reducción de la concentración de la riqueza; la mala es que México tiene el coeficiente más alto de los países analizados. Dicho de otra forma, mientras en los países de la OCDE el promedio de ingresos del 10% más rico de la población es 9 veces más grande que el 10% más pobre, en México esa diferencia era de 26 veces en el 2008. De forma más reciente la brecha sigue reduciéndose, ya que acorde a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2010, la crisis impactó a todos los niveles de ingreso, pero ligeramente más a los superiores. Pero regresemos al primer indicador de los 2 evaluados en esta columna: la pobreza.

En México, la pobreza ha aumentado en los últimos años. La CONEVAL publicó que el estimado de pobres en el país (bajo estas dos dimensiones de carencias de ingresos y carencias de derechos sociales) es de 52 millones. Además, hay otros 6.5 millones vulnerables por ingreso, y otros 32.3 millones vulnerables por carencia social. Así que del gran capital humano que tenemos en el país, sólo 21.8 millones (o el 20% de la población) no tienen ningún grado de vulnerabilidad, ni por ingreso ni por derechos sociales. Sin duda, algo no está funcionando bien como sistema, y es importante que comience a tener consistentemente un ciclo de mejora que involucre a todos los actores de nuestra sociedad. El reloj sigue avanzando.

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