sábado, 20 de agosto de 2011

Desaceleración económica mundial

Publicado en Plaza de Armas el 15 de Agosto de 2011
Pues sí, la semana pasada estuvo llena, como podía esperarse, de volatilidad, nerviosismo, pronósticos con tintes mas bien negativos, declaraciones de diversos actores (economistas, políticos, inversionistas) y en el fondo la pregunta del millón: ¿qué va a pasar con la economía y con nuestros bolsillos?
Como comenté la semana pasada, hay muchos aspectos que deben tomarse con demasiada mesura en estos momentos: ni el hecho de que en dos semanas las bolsas hayan tenido las peores caídas en años nos colocan en la misma situación de la crisis del 2008, ni tampoco el hecho de que hayan tenido brincos espectaculares (como el de la Bolsa Mexicana de Valores que tuvo la semana pasada su jornada de mayor incremento en 2 años y medio) deja ver que ya todo se resolvió. Vamos a seguir viendo por algunos días subidas y bajadas mientras permanezca la búsqueda de opciones que sean consideradas seguras y eso provoque la baja de algunas acciones que luego sean consideradas “gangas” y sean compradas. Si además sigue el surgimiento de notas como las dudas sobre la deuda de Francia, la volatilidad se extenderá.
Otra vez son los factores financieros, psicológicos (desconfianza), políticos y económicos entremezclados. Son elementos tan ligados y correlacionados que muchas veces es difícil encontrar cuáles son las causas y cuáles los efectos.
Si hablamos del factor económico, como había comentado la semana pasada, el consenso de las opiniones y evaluaciones coinciden en afirmar que estamos en un periodo de desaceleración económica y que han aumentado las probabilidades de una doble recesión debido a una reducción en el margen de maniobra que tienen los gobiernos por temas políticos y fiscales. Las estimaciones más negativas de la probabilidad de una doble recesión están en el orden del 30% al 50%. Pero si tomamos un paso atrás para evaluar esta situación, veremos que hace apenas un mes esa probabilidad por parte de algunos economistas era de menos de la mitad y las voces más críticas hablaban mas bien de que los problemas económicos estructurales que existen podrían impactar fuertemente en un horizonte de año y medio a 2 años. Entonces, ¿qué pasó que aceleró tanto esta preocupación y pesimismo? Los factores económicos complicados que tenemos no se deterioran tanto en sólo un mes; esto es consecuencia mas bien de aspectos políticos y de confianza. Desafortunadamente, estas evaluaciones tienen la capacidad de convertirse en profecías autocumplidas: “si los economistas dicen que viene una doble recesión, como inversionista busco destinos seguros y no invierto en empresas o en mercados emergentes y como consumidor cuido más mi gasto, con lo que freno el consumo”; esto hace que la economía se desacelere, por lo tanto, se cumple lo que los economistas pronosticaron. Un desafortunado círculo vicioso.
Más allá de analizar los comentarios, veamos las cifras de algunos indicadores involucrados. La siguiente gráfica muestra el crecimiento de la economía de Estados Unidos y México en los trimestres a partir de su recuperación (2 años de crecimiento):
Gráfico elaborado por Inteligencia de Negocios Atalaya con base en datos del U.S. Bureau of Economic Analysis
Vemos que en efecto, el ritmo de crecimiento ha disminuido en los últimos trimestres, pero no muestran todavía una tendencia clara ya que los ritmos crecen y decrecen trimestre con trimestre.
Por otra parte, a falta de una bola de cristal, se han desarrollado índices económicos “adelantados” que permiten visualizar con algunos meses de anticipación cuándo se estará pasando de un ciclo de crecimiento, a uno de desaceleración, a uno de contracción y a uno de recuperación. Dichos indicadores consideran distintos aspectos financieros y económicos. El Conference Board, organismo internacional de análisis económico fundado en 1916, publica esos índices adelantados para diversas economías. A finales de Julio y principios de Agosto, los resultados son mixtos para diversas economías. En el caso específico de México, éste se contrajo en Mayo después de 2 meses de crecimiento. Esto coincide con el índice adelantado publicado por INEGI, en el que después de tres meses de crecimientos más lentos, tenemos un primer mes de contracción, propio de un ciclo de desaceleración (aunque no hay una tendencia, sólo un valor mensual).
En resumen, hay indicadores que comienzan a mostrar el posible inicio de un periodo de desaceleración, pero eso ni implica necesariamente la proximidad de una recesión. El agravamiento de las percepciones y pronósticos se disparó por condiciones de confianza en el manejo político de las condiciones actuales, por lo que sólo acciones de este tipo en sentido contrario podrán estabilizar la volatilidad actual. Hay espacios de maniobra aún, pero “el paciente” requiere cada vez más medicinas, de distinto tipo, aplicadas al mismo tiempo, lo que genera un escenario más complejo. Irónicamente, recomendar acciones de protección puede acelerar la descomposición del ambiente económico, por lo que lo mejor será esperar unas cuantas semanas para seguir observando el comportamiento económico real, más allá de los nerviosismos actuales.

La inestabilidad financiera mundial

Publicado en Plaza de Armas el 8 de Agosto de 2011
La frase con la que titulo esta columna apareció en diversos medios el pasado viernes y sábado como resultado de todos los eventos recientes y que cerraron con “broche de oro” el viernes con el descenso de la calificación de la deuda de largo plazo de Estados Unidos de parte de Standard & Poor’s.
Vayamos por partes, y dividamos el “tumulto” que está ocurriendo en 4 vertientes y 2 frentes: las vertientes son la financiera, la psicológica, la política y la económica, y los frentes son Europa y Estados Unidos.
Comencemos con los aspectos psicológicos y financieros. Los primeros en cuanto a nerviosismo y percepción de riesgo, los segundos en cuanto a costos de financiamientos y primas de riesgo. En Europa, a la crisis de deuda de 4 países (España, Portugal, Irlanda y Grecia) se agregó Italia, como habíamos visualizado que podía ocurrir en esta columna a finales de Mayo. Con estos 5 frentes abiertos, las autoridades europeas se han preocupado por tomar acciones y mandar señales que tranquilicen a los mercados sobre la capacidad de cumplimiento de estos países, pero no han tenido éxito. Las calificadoras han degradado la calidad de esas deudas y mantienen perspectivas negativas, lo que ha provocado el incremento de sus tasas de riesgo. Derivado de esto, los financiamientos se encarecen, lo que es un factor negativo para la débil recuperación económica y los inversionistas comienzan a buscar otros destinos más seguros para su dinero o a exigir más rendimiento para las deudas de estos países. Por lo pronto, las autoridades europeas han mandado señales de que compraran masivamente deuda italiana y española, con lo que esperan incidir en la reducción de la prima de riesgo y dar señales de tranquilidad a los inversionistas.
Ahora, veamos el frente norteamericano. La larga y desgastante negociación para aumentar el techo de su deuda dio una solución de corto plazo, pero que dejó dudas sobre las implicaciones en el mediano y largo; por lo tanto, aunque los mercados arrancaron en Asia el Lunes con alzas importantes, conforme fue avanzando la jornada y abrieron otros mercados las bolsas mostraron nerviosismo y tuvieron fuertes caídas en todo el mundo el Jueves. Por los niveles alcanzados y por la magnitud de las caídas, muchos comenzaron a ver analogías con la crisis del 2008, lo que siguió aumentando el nerviosismo. El oro siguió subiendo en la semana al ser uno de los destinos “seguros” para los capitales, mientras que otros buscaron los destinos de las economías emergentes o los bonos de gobiernos sólidos como Alemania o la deuda de corto plazo de Estados Unidos.
Ante este panorama, el viernes se anunciaron cifras positivas de empleo en Estados Unidos. En efecto, se aceleró la creación de empleo y disminuyó la tasa de desempleo, lo que inyectó confianza inicial. Sin embargo ésta bajó cuando los análisis mostraron que los empleos creados apenas son suficientes para cubrir el incremento de población y el desempleo disminuyó porque aumentó el número de personas que ya no buscan empleo por no tener posibilidades de encontrar y, por lo tanto, ya no son técnicamente desempleados. Al final del día, Standard & Poor’s baja la calificación de la deuda de largo plazo de Estados Unidos de AAA a AA+, lo que nos coloca en un terreno inédito con muchas posibilidades, todas preocupantes. Pueden aumentar las tasas del financiamiento de Estados Unidos y junto con ésta las de otros organismos norteamericanos (como las hipotecarias o algunos Estados), un factor nuevamente preocupante en una dinámica de lenta recuperación económica. Pero por otra parte, ¿qué alternativas seguras buscarán los inversionistas? Algunos analistas evalúan que los mercados seguirán pensando en la deuda de Estados Unidos como uno de los destinos seguros, por lo que se prevé que no pudiera haber aumento de tasas. Además, al no haber perspectivas de degradación por parte de las otras 2 compañías calificadoras, se reduce la posibilidad de aumentos en las tasas o la duración de las mismas.
Esta mezcla de factores mantendrá la volatilidad extrema en los mercados durante las siguientes semanas; una muestra fue la bolsa de Israel, la única que abre los domingos, que suspendió ayer operaciones al registrar un descenso del 6%. Es cierto que hay circunstancias que validan los temores actuales, pero éstas tienen un horizonte de impacto hacia el 2012 y 2013 (lo cual tampoco es un consuelo), por lo que es muy posible que estos altibajos sean mas bien resultados coyunturales. Como inversionista será mejor esperar unas semanas a que pasen estos momentos complicados antes de tomar decisiones.
Ahora, veamos los aspectos políticos. Las compañías calificadoras (Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch) fueron fuertemente criticadas por su rol en la crisis del 2008, por lo que parecen ahora dispuestas a tomar decisiones no populares y más oportunas. Esto no implica que su visión sea infalible; sin embargo, por su posición, su voz puede convertirse en una profecía autocumplida, por lo que no deben desestimarse sus opiniones. Además, por sus decisiones respecto a las deudas europeas han sido merecedoras a descalificaciones por las autoridades de ese continente y el ajuste en la calificación de deuda norteamericana podría convertirse en un gran pasivo para las aspiraciones reeleccionistas de Obama y en un símbolo del inicio del fin de la posición norteamericana como el líder económico mundial. Este aspecto sin duda tiene impactos de mediano y largo plazo, pero desde ahora estará afectando en diversos entornos políticos, como el posible adelanto de elecciones en España e Italia, o el desarrollo de las campañas en Estados Unidos y México. El único aspecto que podría traer más estabilidad a estas condiciones es el económico, pero ahí tampoco son muy halagadoras las perspectivas. Sobre esto escribiré la próxima semana.

El gasto en los hogares mexicanos

Publicado en Plaza de Armas el 1 de Agosto de 2011

La semana pasada analicé en estas columna cómo se comportaron los ingresos de los hogares mexicanos en el periodo 2008-2010 acorde a los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2010 que realiza el INEGI, cuyos resultados se dieron a conocer hace 2 semanas. Estos fueron malos y preocupantes, ya que en 2 años los ingresos de los hogares en términos reales cayeron un 12.6%.

Evidentemente, esto ha tenido diversas repercusiones económicas y sociales. CONEVAL analizó esta información generada por INEGI desde la óptica de la pobreza por ingresos (recordemos que CONEVAL evalúa la pobreza desde distintas variables sociales), e identificó que la población que vivía en agosto de 2010 debajo de la línea de bienestar (un eufemismo para nombrar a una línea de subsistencia) pasó del 49% al 52%. En otras palabras, ¡1 de cada 2 mexicanos recibía menos de $2,114 pesos mensuales en las áreas urbanas y $1,329 en las rurales! Eso no les permitía cubrir los gastos de la canasta básica alimentaria y no alimentaria. Además de los riesgos sociales que esto implica, queda claro que hablamos de un mercado interno bastante deprimido.

Ante esta situación, ¿cómo se comportó el gasto de los hogares mexicanos? Una reacción fue la reducción significativa en el gasto de artículos de mayor inversión, como lo son computadoras, muebles, enseres domésticos y vehículos. Aunque estos han reflejado mejoras importantes en los últimos meses, inclusive con crecimientos muy atractivos, siguen sin recuperar los niveles previos a la crisis; por lo tanto, podemos observar que los efectos de la crisis que comenzó en 2008 siguen sin superarse por completo, y hay muchas condiciones que dejan ver que la recuperación seguirá siendo lenta y llena de riesgos.

Ahora, si analizamos los resultados cuantitativos de la Encuesta sobre cómo se comportó el gasto de los hogares, vemos que en términos generales éste se contrajo 2.6% en términos reales. ¿Cómo puede ser que no se refleje en la misma magnitud la caída de ingresos con la de gastos? Las explicaciones pueden venir de muchas partes y muy probablemente es resultado de una mezcla de estas causas. Por una parte, los tabulados básicos que publica el INEGI no contienen los movimientos relacionados con el valor patrimonial del hogar (ahorros, tandas, inversiones, otros activos), por lo que es posible que una parte de ese diferencial entre gastos e ingresos haya sido cubierto por la pérdida de patrimonio en los hogares. Una segunda causa es que los gastos corrientes son registrados al momento de la adquisición, pero no son necesariamente pagados en ese momento, lo que implicaría un aumento de deudas de los hogares. La tercera explicación, no tan clara por el método usado pero que no es improbable, es el reflejo de ingresos por economía informal, de distintas naturalezas, pero que está incidiendo en solventar los gastos que el ingreso corriente no puede cubrir. La cuarta explicación es en el sentido de la percepción de parte de quienes contestan la encuesta (ante un cuestionario tan extenso como el que se aplica, seguramente muchas respuestas estén basadas en percepciones o sentimientos)

Dejando de lado la brecha entre las caídas de ingresos y gastos, analicemos en sí el comportamiento de estos últimos. La Encuesta considera 9 clasificaciones para los tipos de gastos corrientes que abarcan alimentación, vestido, servicios del hogar, inmobiliario y enseres domésticos, cuidado de la salud, transporte y comunicaciones, educación y cuidados personales. Como se puede ver, una cobertura bastante exhaustiva. En términos generales, el principal rubro de gasto en los hogares es el clasificado como alimentos, bebidas y tabaco (la clasificación se hace así, pero el tabaco representa menos del 1% del gasto de esta categoría). Aunque es el rubro más importante, la importancia relativa es muy diferente en función de los ingresos de los hogares: para los de menores ingresos, este rubro representa casi el 50% del total de su gasto, mientras que para los hogares con más ingresos representa cerca del 25%. El gasto en esta categoría se contrajo para casi todos los hogares, excepto para el 10% de ingresos más altos. Podría pensarse que su reducción se dio por la caída en el gasto de alimentos y bebidas hechos fuera del hogar; pero no, ¡el rubro que cayó casi 4% fue el de los alimentos y bebidas consumidos en casa! Aunque no hay elementos claros con los datos de la encuesta del INEGI, o el gasto menor está impactando en la calidad alimenticia de los mexicanos, o la canasta de alimentos bajó sus precios en términos reales, o los hogares mexicanos se volvieron compradores más conscientes y buscaron mejores precios para este tipo de compras; nuevamente, es muy probable que sea combinación de todos estos factores. Las otras 2 categorías que tuvieron caídas en el nivel de gastos por hogar fueron el de servicios en el hogar (en particular agua, electricidad y combustibles, pero con caídas tan fuertes que parece difícil pensar que fueron ahorros generados por los hogares, y que mas bien estamos ante la presencia de economías informales involucradas) y lo relacionado con la transportación.

En resumen, esta situación genera consumidores muy conscientes del gasto, elemento que deberán considerar las empresas enfocadas al consumo al presentar su oferta. La compra de bienes duraderos seguirá requiriendo de estímulos (promociones, financiamientos, etc.) ya que aún no logra su recuperación total. Por último, elementos que parecen estar presentes en los hogares para solventar la caída de ingresos (pérdida de patrimonio, endeudamiento, posiblemente economías informales) crean factores estructurales poco sustentables. Nuevamente, el ritmo de recuperación muestra ser insuficiente; es cada vez más necesario que la estabilidad macroeconómica y la reciente recuperación se comience a reflejar claramente en los bolsillos de los hogares mexicanos a través de más y mejor empleo, ciclos económicos más estables y la atención más eficaz a los sectores más desprotegidos y vulnerables, tarea difícil pero necesaria.

Caída de los ingresos en los hogares mexicanos

Artículo publicado en Plaza de Armas el 25 de Julio de 2011

El pasado 15 de Julio, INEGI publicó los resultados de su encuesta bienal sobre los ingresos y gastos de los hogares mexicanos (ENIGH 2010). La encuesta tiene una representatividad nacional por su diseño que abarca más de 35,000 hogares encuestados. El trabajo de campo se hace en los meses de agosto a noviembre, lo que significa que al comparar los resultados de la encuesta del año pasado con la del 2008, estaríamos comparando parcialmente los terceros y cuartos trimestres de cada año.

¿Qué resultados nos muestra la comparación del ENIGH 2008 vs. 2010? Pues son claramente negativos y preocupantes: los ingresos promedio de los hogares mexicanos disminuyeron 12.6% en términos reales en esos 2 años. En otras palabras, suponiendo que no hubiera habido inflación en ese periodo, si en el 2008 recibíamos $100 pesos de ingresos en el hogar, para el 2010 habríamos recibido sólo $87.40.

Esta cifra es particularmente mala por los resultados económicos derivados de la crisis reciente, pero también en cierta medida por un aspecto coyuntural: el empleo en el tercer y cuarto trimestre de 2008 comenzaba a mostrar signos de deterioro (la tasa de desocupación había aumentado 0.7% en sólo 1 trimestre), pero el empleo disponible fue el mejor remunerado de al menos los últimos 10 años (la tasa de ocupación con ingresos de menos de 2 salarios mínimos fue la más baja en esos 2 trimestres desde el 2000). Eso hace que al comparar ese periodo con el de 2 años después, donde había 740,000 personas más sin ocupación, y las personas con ocupación tenían ingresos reales inferiores, la brecha se vea así de alarmante. No quiero decir que las cifras son negativas por una desafortunada coincidencia temporal; es claro que ha habido un deterioro económico en el país (en diversas columnas he mencionado que la demanda interna sigue sin recuperarse a los niveles previos de la crisis). Simplemente digo que la cifra es todavía ligeramente peor por los trimestres que se comparan.

Ahora, aunque los resultados reflejan la realidad de hace un año, tristemente creo que no ha habido mejoras significativas en la realidad actual: vemos las tasas de desempleo todavía en niveles muy altos y sin tendencia de reducción. Con esto en cuenta, analicemos más detalladamente los resultados de los ingresos y consideremos que reflejan de forma razonablemente igual la situación actual.

La encuesta presenta sus resultados dividiendo el total de la población en 10 grupos del mismo tamaño de hogares, lo que en términos estadísticos se llaman deciles. Esos deciles están acomodados de los hogares con menores ingresos (decil 1) a los de más ingresos (decil 10). Algo que observamos es que los ingresos disminuyeron para todos los deciles; es decir, esta crisis afectó a los hogares de mayores ingresos, a los de ingresos medios y a los de menores ingresos. Es más, de acuerdo a los resultados, los ingresos en los deciles más altos fueron más fuertemente afectados en términos proporcionales que los deciles más bajos (p.ej., el ingreso del decil 1 cayó 7.2% mientras que el del decil 10 cayó 17.7%). Por este motivo, un indicador que publica el INEGI que se llama coeficiente de Gini, cuyo objetivo es mostrar la concentración del ingreso, reflejó que éste se desconcentró. Desafortunadamente no fue porque lográramos subir los niveles de ingreso de los deciles más bajos, como se obtendría en una economía en desarrollo, sino porque bajaron los de los más altos. En otros términos, en lugar de repartir la riqueza, repartimos la pobreza.

Aún así, sigue existiendo una gran disparidad de ingresos en el país: el promedio de ingresos por hogar del decil más bajo es 20 veces menor que el del decil más alto, y esto empeora si se ve como ingreso per capita, ya que los hogares de ingresos más bajos tienen en promedio más gente, por lo que la brecha se abre hasta 25 veces la diferencia entre el más bajo y el más alto.

La encuesta considera 12 tipos de ingresos diferentes que van desde los monetarios hasta ingresos en especie y “virtuales” (para aquellos con casa propia, considera como ingreso la renta que pagarían por habitar dicha casa, ya que hay estándares de la Organización Internacional del Trabajo que consideran que el usar una propiedad de la que se es dueño libera recursos que pueden ser usados para mejorar el nivel de vida de la familia). Entonces, analicemos cada tipo de ingresos para entender dónde estuvo la causa de tal caída.

En el decil más bajo, la caída de ingresos promedio por hogar se debió principalmente a la reducción en los ingresos por trabajo (sueldos y prestaciones asociados) y en las transferencias (abarca desde jubilaciones, ingresos provenientes de otros países, apoyos gubernamentales, etc.); en el decil más alto, la caída de ingresos fue principalmente por la caída casi total de lo que INEGI llama “renta de la propiedad”, que abarca las utilidades que se reciben por capitales invertidos, los ingresos por rentas de bienes tangibles, los intereses por inversiones y regalías. Es decir, mientras los hogares con menos ingresos tuvieron un alto impacto negativo en los sueldos y prestaciones que reciben, los del decil más alto lo tuvieron por el aprovechamiento de sus activos, y así los deciles intermedios fueron mostrando una transición entre estos dos estados.

El análisis de los ingresos es otra forma de visualizar y comprender los distintos Méxicos presentes. La próxima semana analizaré la parte de los gastos y cómo se ajustaron estos ante la caída de los ingresos.

Ingresos mensuales promedio en pesos, por hogar y por concepto


Decil 1
Decil 5
Decil 10
Ingreso del trabajo
$720
$4,790
$27,760
Renta de la propiedad
$13
$73
$2,674
Transferencias
$705
$1,349
$5,323

Elaborado por Inteligencia de Negocios Atalaya con información del ENIGH 2010

Radiografía de la ocupación en Querétaro

Publicado en Plaza de Armas el 18 de Julio de 2011

Un tema recurrente en esta columna ha sido el del empleo, tanto por el fuerte impacto social de esta variable como por la lenta recuperación que ha tenido a nivel mundial y que se ha convertido en uno de los factores que pone en duda la capacidad de sostenimiento de la frágil recuperación económica actual.

Querétaro no es la excepción de este entorno; pero además tiene un factor que agrava la situación: una elevada tasa de crecimiento poblacional provocada por el crecimiento poblacional natural y por movimientos migratorios internos. Esto hace que caigamos en situaciones contrastantes como ser uno de los principales generadores de empleo en el país acorde a las cifras del IMSS y, sin embargo, tener una tasa de desocupación arriba de la media nacional.

Analicemos cómo ha sido el empleo generado en el último año, para entender qué sectores han sido los generadores de empleo y qué características tiene el empleo generado. El análisis es del primer trimestre del 2011 comparado con el primer trimestre del 2010, con cifras preliminares del INEGI.

Comencemos con la identificación de 2 grandes grupos en el tema de ocupación: los empleados que pertenecen a alguna organización y son remunerados por sus trabajos y aquellas personas que son independientes o tienen alguna situación particular de ocupación (empleadores, trabajadores por cuenta propia y trabajadores no remunerados).  Vemos que hay dinámicas muy diferentes desde diversas perspectivas para estos 2 grupos. Por ejemplo, en este año se generaron 46,662 empleos remunerados, mientras que se perdieron 3,400 de las ocupaciones independientes; es decir, se ve una tendencia contraria a la que se tuvo en los meses más difíciles del 2009, donde parte de la ocupación se debía a gente que se quedaba sin empleo por lo que establecía su práctica o negocio propio, muchas veces más forzado por las circunstancias que por una vocación o deseo propio.

Si vemos el análisis por sector económico, también hay comportamientos muy interesantes desde la perspectiva de estos 2 grupos, ya que hay sectores donde han aumentado significativamente los empleos generados pero muchos independientes han perdido su ocupación, otros sectores donde han crecido tanto los empleados como los independientes, otros donde el crecimiento ha sido básicamente por empleos generados, y por último sectores que se han contraído por cualquier perspectiva. Veamos los sectores en la siguiente tabla:


Sectores en los que han aumentado los empleados y los independientes se han reducido
·   Construcción
·   Transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento
·   Servicios profesionales, financieros y corporativos
Sectores en los que han crecido tanto los empleados como los independientes
·   Comercio
·   Restaurantes y servicios de alojamiento
·   Industria manufacturera
Sectores que se han contraído en la ocupación
·   Primario (agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca)



Un sector que se ha convertido en un importante generador de empleo es el gobierno, en todos sus niveles, con la generación de más de 7,000 nuevos empleos.

Desde la perspectiva del nivel de ingresos, es difícil estimar si ha habido una mejora ya que el número de gente que no especifica su nivel de ingresos aumentó significativamente; pero todo aparenta indicar que la composición se mantiene muy similar, con casi 60% de los empleados con ingresos de hasta 3 salarios mínimos, por lo que se ve que aquí sigue habiendo retos importantes para aumentar la capacidad de consumo interna.

Desde la óptica de la duración de las jornadas de trabajo, se han reducido las “chambitas” de pocas horas (menos de 15 horas a la semana), así como las sobrecargas de trabajo (más de 48 horas), con un aumento significativo de los trabajos con jornadas de 35 a 48 horas a la semana.

Por último, desde la perspectiva del perfil de las empresas, la ocupación ha crecido en los grandes establecimientos y en los micronegocios sin establecimiento, a costa de las PYMES, sector vital en la generación de empleos que de esta forma refleja la problemática por la que atraviesa.

Hay mucha información y perspectivas desde las que se puede analizar el tema de la ocupación. Con lo aquí expuesto, vemos que sin duda el panorama pinta mucho mejor que hace 2 años, con sus ventajas y sus retos. Dentro de los aspectos positivos vemos que hay crecimiento de la ocupación en las empresas establecidas y estabilización de las jornadas de trabajo, lo que habla de un entorno más balanceado; pero por otra parte sigue el reto de los bajos niveles de ingresos, la necesidad de generar más ocupación por la dinámica poblacional del Estado  y la disminución de la participación de las PYMES en la generación de empleo, estrato estratégico en la estructura económica de un país. Lo fundamental es tener claras esas áreas de oportunidad para enfocar esfuerzos y programas que permitan avanzar de forma más eficaz en la atención de este tema que, como dijimos al inicio, tiene profundos impactos sociales.

viernes, 12 de agosto de 2011

Educación y empleo... nuevamente

La semana pasada salió un artículo en The New York Times en donde se identifica una reducción importante en la dinámica de migración de México hacia Estados Unidos debido a “cambios no reconocidos en México que han hecho que quedarse en casa sea más atractivo”.

Sin duda un dato relevante en el estudio de la dinámica migracional México-Estados Unidos es el de la migración ilegal. Acorde a un estudio del Pew Hispanic Center publicado en Febrero de este año (“Unauthorized Immigrant Population: National and State Trends, 2010.”), la migración ilegal de México a Estados Unidos era de cerca de 500,000 personas por año en la primera mitad de la década pasada, mientras que para el periodo Marzo 2007-Marzo 2009 ésta bajó a un promedio de 150,000 personas por año. De esta forma podemos entender la magnitud del descenso y cambio en la dinámica que plantea el artículo citado. Pero, ¿qué provocó este descenso?

De acuerdo al artículo y para efectos de síntesis, mencionaré algunas de las causas que son ampliamente desarrolladas: la caída en el número de oportunidades en Estados Unidos por la crisis económica, el aumento de políticas restrictivas a los derechos o a la oportunidad de empleo para inmigrantes ilegales en diversos estados norteamericanos, el aumento del crimen en la frontera, el aumento del costo para pasar la frontera ilegalmente, el aumento en la migración legal (aumento en el número de visas otorgadas y mayor migración de familiares directos por parte de mexicanos que se han convertido en ciudadanos norteamericanos), la reducción en el tamaño de las familias (lo que hace que el grupo de potenciales migrantes se reduzca), así como el aumento en las oportunidades de educación y empleo en México.

Como podemos ver son causas de muy diversa naturaleza, que difícilmente son todas claras y conscientes en la cabeza de una persona que decide que ya no es tan atractivo migrar, especialmente si se hace de manera ilegal, pero que sin duda crean en conjunto nuevas dinámicas sociales que debemos estudiar y evaluar por los impactos que generan hacia el interior. En particular, enfocaré el análisis hacia los últimos dos aspectos mencionados por el artículo, ya que tienen demasiados matices.

Es cierto que se ha avanzado mucho en la cobertura educativa, pero por diversos temas de calidad educativa, mezcla de las carreras estudiadas y mercado laboral, no se ha logrado traducir en mayores tasas y oportunidades de empleo para la gente de mayor educación. De hecho, durante 2009 el tener educación superior demostró no ser un elemento que incidiera para que ese grupo tuviera una menor tasa de desocupación.

Por otra parte, también es cierto que el PIB per capita aumentó 3.1% en la primer década de este siglo si lo medimos en pesos constantes, pero es inferior a otras tasas en diversos países y vemos que no ha logrado transformarse en un mercado interno robusto, donde el nivel de consumo se encuentra a niveles cercanos a los del 2007 después de la crisis económica.

Como he mencionado con anterioridad en esta columna, el objetivo no es cuestionar o invalidar logros cuando existan, sino ponerlos en contexto para estimar su impacto real. Ante estos datos, me parece que es mayor el peso de los riesgos y costos en la emigración ilegal así como la limitación de oportunidades en Estados Unidos, que la generación de oportunidades en México la que ha generado que caiga el número de emigrantes ilegales (y esto aumenta las presiones hacia el interior del país).

Acorde a las últimas cifras de INEGI, la tasa de desempleo en el primer trimestre del 2011 fue de 5.2%. Esto significa casi 2.5 millones de mexicanos que buscan trabajo y no consiguen; pero si además consideramos que hay 400,000 personas que tienen un trabajo pero que están subocupadas y que requieren un trabajo adicional, y que por otra parte hay más de 6 millones de mexicanos que sí están dispuestos a trabajar pero que no califican como desempleados porque no lo están buscando activamente simplemente porque han desistido o por considerar que no tienen posibilidades de conseguirlo, ya hablamos de cerca de 9 millones de mexicanos con algún requerimiento laboral.

Ahora, supongamos que por obra de magia, se generan los empleos para la gran mayoría de esos 9 millones de mexicanos… ¿todos tendrían la capacidad para hacer los trabajos disponibles? Es decir, ¿tendrían los conocimientos, habilidades y aptitudes para hacerlos? Los resultados de las evaluaciones educativas parecen indicar que no. Esto vuelve a dejar claro que empleo y educación son los temas que deberían dirigir los temas de la agenda nacional.

Distintos matices de la actividad empresarial en Querétaro

Publicado en el suplemento Empresas del periódico Plaza de Armas el 30 de Junio, 2011.

Querétaro presenta dos grandes realidades respecto a la actividad empresarial y el desarrollo de negocios en la entidad. Por una parte está el Querétaro competitivo, con inversiones en particular en el sector turismo y en el industrial, sobre todo con el crecimiento de la industria aeronáutica que se está convirtiendo en una de las vocaciones económicas del Estado; por otra parte, tenemos realidades comerciales y empresariales locales muy complejas al tener como en casi todo el país una población de relativamente bajos ingresos y por lo mismo poco poder adquisitivo.

Analicemos estas caras de la misma moneda. Diferentes evaluaciones y noticias dejan ver que Querétaro y su capital son espacios propicios para el desarrollo de los negocios. En las clasificaciones nacionales de competitividad que realizan tanto el Instituto Mexicano de la Competitividad como el Tecnológico de Monterrey (con información principalmente del 2008 y 2009), Querétaro aparece en tercer lugar, tan sólo por detrás del Distrito Federal y de Nuevo León. Por otra parte, fDi (la empresa de inteligencia del Financial Times) publicó en Marzo su estudio llamado “Ciudades Americanas del Futuro”, donde evalúa aspectos de atracción económica y social de diferentes ciudades en el continente americano. En la categoría de ciudades latinoamericanas, Querétaro clasificó en la séptima posición.

Estas evaluaciones consideran cientos de variables en aspectos principalmente estructurales (ambiente de negocios, condiciones de vida, rol del gobierno, infraestructura, etc.), lo que permite visualizar que estas perspectivas positivas no son pasajeras, sino que tienen un horizonte de largo plazo, que deberán influir en la mejora gradual de niveles de vida de sus habitantes.

Estas condiciones se reflejan en los resultados económicos de la entidad en los últimos años. A nivel nacional, Querétaro fue el 4º Estado con mayor crecimiento en el periodo 2003 a 2008, empujado por los sectores Comercio, Transportes, Logística y Almacenamiento, Industrias Manufactureras (en particular la fabricación de maquinaria y equipo), Construcción y Telecomunicaciones. Durante la crisis del 2009, fuimos también uno de los Estados con mayor caída precisamente porque los sectores que han empujado este crecimiento fueron los más afectados, pero los niveles de actividad económica se recuperaron al final del 2010.

Hasta aquí, vemos panoramas y realidades alentadoras. Sin embargo, las mismas clasificaciones a las que hago mención, por la amplitud de los temas evaluados, también identificaron áreas de debilidad para el Estado. Concretamente, ambos reportes coinciden en 5 áreas débiles en el Estado: generación de empleo, desigualdad de los ingresos, vías terrestres de comunicación, mal aprovechamiento del agua e inversión extranjera directa.

Y aquí es donde comenzamos a ver la otra cara de la moneda. Aunque somos el séptimo Estado con mayor nivel de ingresos promedio por persona remunerada, ésta se encuentra en el orden de $9,000 pesos mensuales (acorde a los datos del Censo Económico 2009 traídos a pesos de 2011), lo que permite dimensionar la capacidad adquisitiva interna. Además, tenemos una tasa de desocupación mayor a la media nacional, lo que como resultado deja ver un mercado interno poco vigoroso, al igual que ocurre en la economía a nivel nacional.

Los ingresos de la población tienen grandes diferencias. Por ejemplo, el 70% de los negocios o empresas establecidas en el Estado, dedicadas principalmente al comercio y servicios de consumo y que representan cerca de una tercera parte de la ocupación, manejan remuneraciones promedio entre $3,600 y $5,000 pesos mensuales.

En la situación del empleo, las tasas de ocupación han estado los últimos dos años y medio por arriba de la media nacional, además de mantenerse un 60% arriba de lo que eran los niveles del 2008. Con esto vemos que a pesar del dinamismo económico, el balance oferta-demanda de empleo no ha logrado equilibrarse, situación en particular compleja cuando somos el 3er Estado con mayor crecimiento poblacional, al tener una tasa de crecimiento en la última década de casi el doble de la media nacional.

En resumen, las perspectivas de mediano y largo plazo son positivas si se mantienen las condiciones de competitividad; sin embargo, ante el ritmo de crecimiento poblacional actual, el desarrollo económico deberá ser a ritmos mayores que los actuales ya que si no, estaremos en una situación en que los buenos resultados macros tardarán mucho en reflejarse en las realidades personales y familiares. Para el corto plazo, los empresarios deberán tener muy clara su estrategia de negocio para que su producto o servicio resulte atractivo a un mercado interno que apenas está recuperando sus niveles de consumo y que mantiene una gama de ingresos mas bien bajos, que focalizan sus compras principalmente a necesidades primarias y en menor grado a bienes mayores. De esta forma y con un enfoque de responsabilidad social y creación de valor lograremos el crecimiento sostenible que un Estado competitivo espera.

El "nuevo normal"

Publicado en Plaza de Armas el  4 de Julio 2011

La semana pasada platicamos de cómo la situación económica mundial parece habernos colocado en condiciones inéditas debido al balance de algunas fuerzas y variables, lo que por algunas personas comenzó a ser denominado desde el año pasado como el “nuevo normal”.

Hoy evaluaremos cuatro variables que conforman ese nuevo normal, la mayoría con perspectivas de convertirse ya en realidades estructurales y que han comenzado a definir nuevas relaciones y dinámicas en la actividad de las empresas.

Comencemos por el muy evidente y preocupante tema del empleo. Desde Diciembre del año pasado, la OCDE identificaba que los niveles de desempleo entre sus países miembros eran los más altos de los últimos 40 años, con un ritmo de recuperación también más lento que en cualquiera de las crisis económicas de ese periodo, lo que dejaba ver que dichos niveles permanecerían altos durante todo el 2011. Pero más allá que esa perspectiva desalentadora de corto plazo, por la magnitud de los empleos perdidos y por el ritmo lento de recuperación, la OCDE lanzaba la alerta de que los niveles de desempleo podrían convertirse en algo estructural; es decir, cabe la posibilidad de que ya no regresen a los niveles previos a la crisis.

Esto genera riesgos económicos y sociales que hasta ahora han tenido diversas salidas como son las expresiones organizadas de descontento (algunas han derivado en importantes movimientos sociales como los de Medio Oriente), los movimientos migratorios mundiales, el aumento de las economías “sombra” o informales (aunque es difícil tener cifras al respecto) y, por último, el surgimiento de nuevas dinámicas laborales y de contratación que deja en posiciones muy vulnerables a la gente que busca empleo. Una de esas dinámicas es la llamada microsourcing, o búsqueda de recursos humanos a nivel micro, en la que personas o empresas con alguna necesidad de tareas puntuales las publican en páginas específicas de Internet en espera de que alguien con el conocimiento, experiencia y capacidades para desarrollarla lance su propuesta de servicio (en cuánto tiempo y a qué costo); evidentemente, al ser en Internet, la cotización se convierte en un mercado libre mundial donde las propuestas de gente de economías desarrolladas quedan económicamente muy fuera comparadas con las propuestas de gente de economías emergentes o en desarrollo. Esto podría significar una oportunidad para la generación de empleos en estas últimas economías, pero en general me parece que crea condiciones poco sustentables con diversos riesgos para todos los participantes. El empleo seguramente tendrá que evolucionar en el mediano y largo plazo con cambios estructurales importantes que consideren la posibilidad de nuevos esquemas de contratación o de establecimiento de relaciones laborales, así como ajustes en la mezcla de profesionistas para solventar los diversos déficits de profesiones futuras. Por lo pronto, sigue siendo un foco amarillo que pueda frenar los ritmos de crecimiento económico.

El segundo aspecto a analizar es el de la inflación provocada por el incremento en precios de diversas materias primas. Tenemos los aumentos en granos, en energéticos, en metales preciosos, en metales usados para el desarrollo de infraestructura y en metales “raros” usados en la industria electrónica principalmente. Cada uno de estos aumentos tiene causas e implicaciones diferentes, así como perspectivas mixtas sobre la permanencia de los aumentos o el comienzo de una reducción en precios. Por lo pronto, esta situación ha generado oportunidades de negocio y de inversión (no es casualidad que la noticia que salió la semana pasada sobre una mujer australiana que podría superar a Carlos Slim como la persona más rica del mundo sea por sus negocios en la minería). Los puntos negativos  son los riesgos de inflación y las acciones asociadas a su control, como son el aumento de tasas de interés en distintos países que genera créditos más caros e impactos negativos en el ritmo de crecimiento económico.

El tercer aspecto es la capacidad más reducida de acción que tienen diversos gobiernos derivados de sus altos niveles de endeudamiento y las acciones que han definido o definirán para reducir sus déficits fiscales. Este fenómeno no ocurre sólo a nivel país, sino también a nivel provincias. Por ejemplo, un informe del Senado en Marzo estableció que más de 2,000 municipios de los 2,440 en el país tienen problemas en sus finanzas, y en Estados Unidos, Minnesota tuvo un paro de actividades la semana pasada por no llegar a acuerdos sobre el presupuesto del estado. Esto tiene diversas implicaciones, como el hecho de que las entidades públicas jueguen un papel menos importante como compradores, contratantes o reactivadores de la economía a través de obra de infraestructura, lo que provocará que la iniciativa privada podrá apoyarse menos en este sector (habrá menos oportunidades y más dificultad para cobrar) y tendrá más presión para generar los empleos que el gobierno deje de generar, lo que nos lleva de nueva cuenta al primer punto.

El cuarto aspecto es el rol que las economías emergentes y en desarrollo tienen en la economía mundial. Como vimos la semana pasada, el ritmo de crecimiento mundial está empujado fuertemente por estas economías y se han convertido en las principales receptoras de inversión extranjera directa. Además, estudios de muy largo plazo hechos por Citibank y HSBC establecen que hacia el 2050 cerca de la mitad de las 10 principales economías en el mundo serán de economías emergentes, entre ellas incluido México.  Esto significa la presencia de diversas oportunidades en las próximas décadas.

Estas son las nuevas condiciones en las que tendremos que aprender a desarrollar negocios. Hay oportunidades, pero también amenazas. El objetivo es estar atento a estos cambios y no asumir que la forma en que se hacen negocios hoy será la misma a futuro; será necesario prepararse en términos de estrategias, modelos de operación y capacidades para enfrentar esta nueva normalidad.